Dicen que fue Aristóteles, el mismo que apuntaba en el 340 a.C. que la Tierra tenía que ser redonda (y no un disco plano) [1] quien inauguró la Biología. Más allá de "debates nominalistas", que diría Rajoy, lo cierto es que la historia de las ciencias biológicas siempre ha estado ligada al desarrollo de nuevas herramientas.

Utilizando el ojo desnudo ("unaided eye" que dicen los ingleses) llegamos a la taxonomía y la anatomía. La histología tuvo que esperar a los primeros microscopios, muy rudimentarios y de una sola lente, como esos preciosos que creaba Leeuwenhoek ya en la segunda mitad del XVII:

...y digo preciosos porque eran de oro bastante a menudo. Eso sí, fabricaba uno para cada muestra que quería observar. El de la imagen (de Wikipedia) es una réplica, creo que auténticos no quedan más de 3 por ahí.

Llegamos al nacimiento de la Citología. En 1935 Schleiden y Schwann publican la llamada Teoría Celular (ya sabes: todos los seres vivos están formados por células, que son sus unidades estructurales y funcionales) Una teoría que luego se llenó de apostillas, las más importantes con Virchow (las células proceden de la división de otra anterior en el tiempo) y nuestro paisano Cajal (¡el tejido nervioso también tiene células!)

Solo entonces pudo nacer la que llamamos Biología Molecular, prima hermana de la Bioquímica. Estamos en los 60 del siglo pasado cuando empieza el boom de esta ciencia. Y lo hace de la mano de una molécula preciosisisísima: el ácido desoxirribonucleico, DNA. Una molécula que hoy conocemos tal que así (imagen: Wikipedia)

pero que fue presentada en sociedad, en abril de 1953 por Watson y Crick [2], con un paper muy breve publicado en Nature, y que cosas de la vida hoy podemos consultar en Internet:

http://www.nature.com/nature/dna50/watsoncrick.pdf

A partir de ahí arrancaron la secuenciación, los arrays, los western blots, la bioinformática, el PubMed, el PDB, el PCR, el PGH, el ENCODE y toda una ristra de siglas que nos están llevando al futuro. Pero esa... ya es otra historia.


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[1] Ver su libro: "Sobre el cielo"
[2] Ojo a los agradecimientos del final. Cierran el paper con 
(...) "También hemos sido estimulados por el conocimiento de la naturaleza general de los resultados experimentales e ideas no publicadas del Dr. M.H.F. Wilkins, Dr. R.E. Franklin y sus colegas en el King's College, Londres." (...)
Después firman como J.D. Watson y F.H.C. Crick, y se quedan tan panchos. Lo que no dicen es que la doctora Rosalind Franklin también debería haber firmado en mérito, porque sin su trabajo, el de una mujer, este artículo nunca hubiera sido posible.